El síndrome del diente fisurado, también denominado agrietado, es una patología dental frecuente pero poco conocida y de diagnóstico difícil. Esto se debe a que presenta síntomas similares a otras afecciones dentales como caries profunda, una endodoncia que no ha sido bien realizada o incluso problemas periodontales.
¿Cuándo se produce el síndrome del diente fisurado?
Esta patología dental se caracteriza por la aparición de una grieta o fisura en el diente que puede extenderse desde la corona dentaria hasta la raíz. Se produce principalmente en los dientes posteriores (molares inferiores, premolares superiores y primeros molares superiores) mientras que las fracturas que afectan a los dientes anteriores son ocasionadas generalmente por traumatismos dentales. Normalmente es difícil la localización de las piezas dentales afectadas ya que muchos de los casos se presentan en dientes sin caries y sin ningún tipo de restauración; además no suelen observarse alteraciones radiográficas.
Síntomas del diente fisurado
Uno de los síntomas más frecuentes del síndrome del diente fisurado es un dolor agudo al masticar alimentos fibrosos y un dolor agudo y breve al morder o ingerir bebidas o alimentos fríos. Este dolor también puede acentuarse al consumir alimentos azucarados o cuando se produce un exceso en los movimientos de la mandíbula. Sin embargo, las fisuras dentarias pueden no originar síntomas o presentar una sintomatología muy variada, lo que dificulta su diagnóstico. Cuando la fractura se extiende y la pulpa dental queda expuesta pueden presentarse los síntomas característicos de una pulpitis irreversible, con episodios intermitentes o continuos de dolor espontáneo, sin que haya estímulos externos. El dolor puede ser intenso y durar desde unos minutos hasta varias horas.
Causas del síndrome del diente fisurado
El origen de esta patología dental puede tener diversas causas. Hay varios factores que predisponen a que se produzcan fisuras en los dientes como:
- Las personas con bruxismo o que aprietan y rechinan los dientes.
- La morfología dental propia de cada persona puede favorecer que se formen fisuras en los dientes.
- La oclusión dental o la forma en la que se alinean y se ajustan los dientes superiores e inferiores (mordida).
- Accidentes que se producen al masticar como al morder de forma inesperada un alimento duro como un hueso, semilla, hielo, etc.
- Dientes con empastes grandes o que se han sometido a una endodoncia o tratamiento de conductos.
- Los cambios de temperaturas extremos como los que se producen al ingerir alimentos muy fríos o calientes también contribuyen al deterioro de nuestros dientes y favorecer la aparición de fisuras.
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